Ante el panorama actual, y con la caída de las ventas, las
empresas y organizaciones se afanan por compensar la cuenta de resultados
reduciendo costes. En la mayor parte de organizaciones los costes laborales son
una de las principales partidas. Es por eso, que en algunas empresas sea
habitual ocupar puestos, que no requieran de una elevada experiencia, con
becarios que se van sustituyendo por otros nuevos según termina su período de
prácticas.
Pero esta fórmula de abaratar el factor productivo trabajo tiene
sus consecuencias:
- Deteriora la unidad dentro de la empresa. La rotación de trabajadores impide las sinergias que se pueden dar en equipos consolidados.
- Crea trabajadores poco motivados, ya que sus expectativas no van más allá de su periodo de prácticas.
- Constituye una posible fuga de talento y de información de la empresa.
- Realmente, no tiene porque compensar económicamente:
Esto se agrava si el becario A tenía talento que es difícil
de comprar o encontrar en el mercado.
He conocido casos de empresarios dentro del sector
tecnológico que sustituyen a sus técnicos por parados de mediana edad sin conocimientos de electrónica sólo con el
fin de ahorrar costes de personal, sin reparar en la falta de formación y baja
productividad de sus nuevos trabajadores.
Antes de tomar una decisión pregúntate si has evaluado todos
los costes que conlleva y cuando lo hayas hecho, repara también los beneficios
a medio plazo de cada opción.